La Confesión

La Confesión

   - Pregunta el funcionario: ¿Qué mal le hicieron para cargar con tanto odio? ¿Cómo soporta usted esa carga?
   El preso, ensimismado y con la cabeza baja  no responde, ni siquiera un gesto, nada, silencio y más silencio. El funcionario insiste:
 - Cuénteme algo, no soy abogado ni juez, pasaremos mucho tiempo juntos- ¡Además se desahogara joder!

     La misma rutina un día tras otro el funcionario le pregunta sin obtener respuesta alguna.
    Nunca le ha pasado algo así en los diez años que llevaba de funcionario de prisiones, ni en las historias que le contaron su padre y su abuelo, que también lo habían sido. A Esteban  le gusta su trabajo y sabe que el mejor modo de hacerlo bien es conocer con quién trabaja o, al menos qué delitos han cometido y por qué, si son reincidentes o no...
   En el expediente de Cuito sólo pone que el encarcelamiento es preventivo que estará allí hasta que se le juzgue por múltiples delitos y que se ha entregado voluntariamente. Si algún otro preso se acercaba a un metro de él lo mira intensamente a los ojos, y si osa aproximarse más ataca como alma que lleva el diablo.
   Todo, esto tiene a Esteban y algunos de sus compañeros muy intrigados. No entienden cómo prefiere estar en aislamiento a estar en el patio, en la biblioteca o en la cantina.
   Esteban, harto de no obtener respuesta alguna, de malgastar su tiempo y sintiéndose muy frustrado por el silencio de Cuito se levanta y le dice:
 Hasta nunca, allá usted y sus batallas ¡joder! y se dirige a abrir la puerta cuando   escucha:
 -Un momento por favor.
  - Esteban se da la vuelta y mira fijamente a los ojos de Cuito y dice:
  -Dígame usted.
 Cuito contesta en voz tenue;
 -Podríamos llegar a un acuerdo, yo le cuento mi historia y usted la escribe a modo de biografía, si me promete no enseñársela a nadie y menos aún hablar de ello, ni si quiera con mi abogado, hasta que sea juzgado al menos, ¿es usted hombre de palabra?               
  Esteban que conoce bien su trabajo sabe que eso estaba fuera de las normas y que le podría costar el puesto. Y por ello  contesta:
   -Puedo prometer no hablar ni contar nada, pero sólo mientras no ponga en juego mi trabajo, en tal caso no me quedará otra opción, pues tengo hipoteca y otras obligaciones, ¿qué le parece a usted?
  -Me parece correcto. Traiga mañana papel y lápiz o una grabadora, lo que prefiera mientras agacha de nuevo la cabeza y dice, buenas noches.

Esteban se marcha abstraído y cuando termina su turno, antes de ir a su casa,  para en una tienda a comprar una libreta y un par de bolígrafos, deseoso de empezar a escribir la biografía de tan extraño preso.

Cuando llega a casa lo primero que hace es contárselo a su señora. Ella al verle tan emocionado no repara en posibles consecuencias y no le da más importancia al asunto.

 La tarde siguiente Esteban se ofrece como voluntario para ir al pabellón norte, donde esta Cuito y los presos más conflictivos presos.

Esta  feliz por empezar a escribir sobre Cuito. Se pregunta qué guarda, qué le paso para llegar al extremo del más estricto silencio y a alejarse del resto del mundo. Su cerebro va a mil. Ya cerca de la celda de Cuito se detiene un segundo y piensa: y si me ataca los bolígrafos son peligrosos además de estar prohibidos. ¿Qué se yo de él? Mejor escribo desde el otro lado de la puerta, mejor prevenir. Sí  eso haré. Sigue caminando y cuando llega a la altura de la celda de Cuito, antes de mediar palabra, él preso le  dice:

    -Buenas tardes señor funcionario que tal ha pasado la noche. Qué opina su esposa de esta nueva aventura de escribir sobre mí...


Continua pinchando en:

http://www.bubok.es/libros/210590/Taller-de-Escritura-Creativa-Vol-36--Grupo-31082011-YoQuieroEscribircom

Amiss0709